viernes, 11 de junio de 2010

Día 40....¡vaya tiempo!...

¿Cómo era ese dicho? Ah, si...."hasta el 40 de Mayo no te quites el sayo".....Pues según mis cuentas, hoy es ya día 41 de Mayo y hoy hace un frío que te cagas!! al menos por tierras madrileñas.....Ya no sólo es el bajón de temperatura si no que, además, se preven lluvias para todo el fin de semana....¡cachis! No se cómo organizar alguna actividad con los enanos antes de que la casa se nos caiga encima......Optaremos por ir a algún socorrido centro comercial que en fines de semana como el que se nos avecina, estará hasta arriba de padres con niños con quienes generalmente, intercambias miradas con mezcla de desesperación y alivio a la vez, que significan algo así como: "¡qué vamos a hacer.....!"

Menos mal, por un lado, que este fin de semana tengo visita familiar en casa. Así los niños estarán más entretenidos, pero por otro lado, para el tema de la dieta......¡fatal! Como siempre obsequiaré de deliciosos manjares a los recién llegados mientras que, desde una prudente distancia, comeré los manjares de los que me alimento desde hace 40 días........¡mierrrrrrrda de cetosis! Al menos, como casi normal, así que adecuaré la comida a mis alimentos permitidos y de esta manera parecerá que hago vida normal.....¡qué remedio nos queda!

Ayer pequé ligeramente, he de reconocerlo públicamente ante vosotros, mis más fieles lectores, que seguís incansablemente el curso de mi periplo dietil. No fue un pecado en grandes dimensiones, es más, no creo tan siquiera que me pudiera alejar ni un ápice de mi estado de cetosis, pero no lo pude controlar. Vino a casa una amiga con una bolsa llena de cerezas y con la excusa de dejarles un platito a los niños para que las probaran, dejó ante mis ojos, la presencia de esos frutos deliciosos, brillantes y de una redondez casi perfecta que se colocaban formando la palabra "comeme" ¿Qué podía yo hacer ante esta tentación tan horrible? Me fui de la cocina, al salón, esperé a que los niños se fueran a la cama, me duché y puse el pijama, terminé de preparar la cena (a todo esto, sin tan siquiera mirar el platito de mis deseos), si a eso se le podía llamar cena (sopita de calabaza y parmesano para variar y 6 corazones de alcachofa). El caso es que, después de haber cenado y cuando recogíamos la mesa, no lo pude evitar: me comí una cereza lenta pero placenteramente...¡Joé! ya que pecaba, qué menos que pecar con deléite.....

A pesar de que el pecado podría encontrarse bajo el acertado epígrafe de venial, me sentí francamente culpable después de comérmela aunque, casi al instante, me dije para mí misma: "¡Que me quiten lo bailao!" Jajajajajajaja

Así que os pido encarecidamente que hoy.......COMÁIS MUCHAS CEREZAS O PICOTAS A MI SALUD!!

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